"Como pasa con tantos".
Y como sucede con frecuencia, de todo lo que pasa allí, hay algo que nos toca de manera especial, y en este caso, la fascinación quedó alerta por un juego en la computadora. esas mismas computadoras que desde hacía poco todos los niños uruguayos tenían posibilidad de acceder a ellas.
"Ajedrez y Leyendas", -(ese juego que nacía en Esteban Jaureguizar, y que con la fuerza de las ceibalitas accedió a las aulas uruguayas)-, hizo "su trabajo" en la cabecita de aquel niño. La magia de la historia que compartía, ese ambiente medieval y la presencia de las torres, esa pieza que causó un magnetismo especial, tanto como para dejarlo prendido a su pantalla y lo didáctico de ese juego caló muy hondo.
Eran los primeros años de este siglo, y "como pasa con tantos", las luchas feroces en esos castillos donde mandaban reyes sensatos y consejeros alfiles, defendidos gallardamente por esas sólidas torres, no podían salir de la cabecita del niño Eduardo.
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Cuando el mes de febrero llegaba a su día 17 la Semifinal en Colonia levantaba el telón de una nueva edición. Eduardo estaba en la lista de pre-clasificación colocado en el escalón número 22 y por más que venía con el precioso antecedente de ser bi-campeón sub-20, el saber que el torneo daba sólo siete puestos de clasificación auguraba chances escuetas para el joven pandense.
Ese día viernes su debut fue ante la proísta Juliana González en el que parecía que la unidad por la que se disputaba la partida se iba a dividir a la mitad. Bien al final Elena logró inclinar la balanza a su favor y llevárselo entero. Pero llegó el sábado y sus ilusiones fueron revolcadas sobre el tablero, Claudio Cóppola y Enzo Amaral lo hicieron tomar su rey e inclinarlo en señal de derrota. Esta semifinal 2023 venía con viento en contra....
Años después, cuando la túnica ya estaría estampada con decenas de firmas de antiguos compañeros y la moña perdida en vaya a saber que rincón, el liceo lo vio no solo conocer un poco más de historia, geografía y literatura, sino que también a un compañero que, "como le pasa a tantos", también se apasionaba por el mundo de las 64 casillas, y juntos acumulaban partida tras partida, todo a pura pasión. El conocimiento no era mucho, pero la pasión sobraba. Quizás hasta creían que ahogarse no era empate, la victoria era, como tantos lo creen, del que estaba mejor, y algún día descubrieron que era tablas, pero daba lo mismo, lo importante era jugar, una, diez, cien....
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Tal cual león herido que sacude su melena como forma de decirle al mundo que todavía restan agallas para seguir luchando, ese sábado se plantó bien firme y obtuvo sendas victorias en sus dos partidas del día. La cuesta se había puesto muy arriba, todas debían ser ganadas, si se quería mantener viva alguna posibilidad. Primero apareció el joven proísta Nicolás Llanes y luego el maragato Joaquín Soto. Ambos sucumbieron ante el pandense que estaba dispuesto a jugar todas su cartas hasta el último momento. La partida con el jugador de San José, lo dejó marcado, había sido brava, dura, difícil, tuvo que transpirar para ganarla, pero le había torcido la mano al destino y seguía con vida.....
.-¡Basta de jugar solo entre nosotros, vamos a algún otro lado!
.- Naaaa, olvídate, así está bien, sigamos nosotros acá
.- Dale!, Hay un club de ajedrez acá cerca, vamos y nos entreveramos
.- Vos estás loco, esos viejos nos van a ganar todas si se pasan todo el día con eso
Aún los pasillos del liceo recuerdan esa charla, porque hay conversaciones que quedan atesoradas por los rincones.
Y a pesar de esa negativa, y lejos de amilanarse, Eduardo siguió con su idea firme y no le importó nada ese "no" de su compinche y acompañado por su abuelo pisó por primera vez el Solís de Pando.
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El último día de competencia llegaba y era la culminación del anhelo. Al empezar el domingo, sabía que debía ganar las cuatro al hilo si quería tener chances. Al terminarlo, ya había hecho la mitad del trabajo, había llegado a la mitad del rio, ahora faltaba acercarse a la orilla.
En su camino aparecía un compañero de club, Federico Estevez, y el escudo del Solís pandense se posaba sobre el tablero de esa mesa 8 y figuraba orgulloso bajo el nombre de sus dos representantes.
Luego de 21 jugadas de una francesa del cambio, y cuando ya un doblete era imposible de frenar, Federico estrechó la mano de su compañero de club y la orilla empezó a vislumbrarse con mayor cercanía. No dependía sólo de él, pero aún era posible...
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Y pisó por primera vez el club, y quiso el destino que era un día de Torneo de rápidas.
Tres partidas por lunes.
Quiso probar como le iba y probó...perdió todas.
Pero como dicen algunos y otros lo estampan como frase de cabecera, lo malo no es perder, sino bajar los brazos.
Esa prueba Eduardo no lo tomó como una derrota, vio cosas que le gustaron demasiado, el ambiente, la gente, los consejos recibidos, y la sensación que le quedaba que si él se lo proponía podía entreverarse sin problemas.
Y se lo propuso: al año siguiente su nombre estaba inscripto en el Clasificatorio de su club.
Santiago Gatti, sostén desde hace mucho del Solís, nos cuenta sobre Elena:
"A Eduardo lo conocimos en el club a fines del 2017 comenzando a participar en 2018 asiduamente en los torneos internos del club con 16 años, por esa época comenzó a estudiar ajedrez con la ayuda de Mauro de los Reyes que fue su mentor al inicio, siempre mostró un especial interés en mejorar, teniendo un talento natural para jugar agresivamente siempre buscando las complicaciones en sus partidas, lo anecdótico es que el primer año lo acompañaba su abuelo de 80 años ya que su domicilio es en Montevideo y regresaban desde Pando a medianoche, el abuelo no sabia jugar ajedrez pero pasaba horas sentado esperando a su nieto"
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Quizás porque las chances eran mínimas o porque la posibilidad de clasificación no dependía solamente de él, la adrenalina máxima de la última ronda, no brotaba solamente de su tablero. Eduardo debía cumplir su parte y después, como tantos uruguayos, en varios deportes, tomar la calculadora y esperar.
Era la mesa 5, jugaba de negras, y el precioso salón del Cosmopolita coloniense parecía hasta hacer sentir sus latidos por todo aquel que caminara por la vereda, varios dejaban hasta su ultimo aliento por ganar su objetivo.
Era la mesa 5, jugaba de negras, su última partida de la Semifinal 2023 y enfrente estaba Aurelio Durante, el experimentado defensor de Cerro. La defensa Benoni se hacía presente en el tablero y la partida sería luchada y sumamente pareja, tanto que luego de 45 jugadas ambos tenían alfil, dama y tres peones. Pero las paridades a veces se quiebran, y esta vez quien rompió las igualdad fue un peón que atrevidamente se adelantó a g5 para jaquear a un rey que se había avanzado en el tablero y con eso provocar un final de partida inminente.
El primer objetivo estaba logrado, ahora a levantarse de la silla y buscar la calculadora y además...mirar para otro lado....
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Era 2018 y como todo joven poseedor de ilusiones y sueños se anotó en ese clasificatorio, con un ajedrez que carecía de conocimientos teóricos, pero que le sobraba pasión.
"Sólo gané una" diría Eduardo cuando recuerda aquel primer torneo clasificatorio para las finales de su club, pero era como un hito haber logrado eso.
"Por aquellos años"... (prosigue con su recuerdo).... vivía en Montevideo y los kilómetros que recorría de ida y vuelta cada día de partida, eran momentos en los cuales repasaba la partida que recién había terminado, dando vueltas buscando donde estaba ese error cometido"
un torneo en su club, su casa |
Entre esas cavilaciones profundas, y el empezar a tomar clases con Mauro de los Reyes, fue que su manera de llevar adelante una partida empezó a mostrarse distinta.
Tuvo que llegar el 2020 para que empezaran a verse resultados concretos a ese tiempo de entrenamiento y dedicación.
Nada menos que coronarse en su club.
Logro por demás sentido por Elena quien mantuvo esa corona hasta hoy y que siente la misma alegría al conquistarlo en el presente como en aquella primera oportunidad.
"Ganar el torneo de mi club es algo especial, tiene una enorme carga emotiva. Siempre tengo presente que yo iba con mi abuelo, (quien falleció hace poco más de un año) que me esperaba todo el tiempo que durara la partida, además la gente de ahí es como si fuera mi familia, tiene una carga emotiva muy grande todo, me vieron crecer, y cuando lo gané por primera vez no me lo podía creer y me cambió un montón la cabeza"
épocas de tapabocas en un clausura pandense |
Solís de Pando sin dudas es su lugar: "Jugar ahí para mi es distinto, todo es disfrute, muy cómodo todo, siempre es distinto que en otro lugar, lo siento como mi casa".
Aparecía en escena, y no solo entre las paredes de su club sino que a nivel nacional, su nombre, desconocido por muchos empezaba a circular entre los comentarios de los ajedrecistas. Pedro Suárez salía campeón absoluto sub-20, y junto a él Eduardo ponía su nombre como vice.
Es que a diferencia de muchos el joven pandense no había pasado por los torneos de Categorías Infantiles y salía a luz recién con 18 y su primera incursión a nivel nacional.
Gran impulso fue ese segundo puesto, como motivador y reconocimiento de su valía, y tan fuerte que los dos años siguientes lo vieron convertirse en campeón nacional sub-20.
Entrenadores
Eduardo repasa su camino y tiene presente a Mauro De los Reyes quien fue el primero y hasta el día de hoy siguen entrenando juntos, y nos comparte el apoyo de un compañero de club, Sergio Nicolás, con quien por zoom también analiza partidas.
En su paso estuvo José Riverol que siente que lo ayudó y mucho, así como Sebastián Granara. También Víctor Rodríguez puso su granito de arena con su ayuda para recibir curso de Ajedrez Latino.
En el presente y desde unos meses también está Nahuel Díaz como parte de toda su formación.
Mauro su profe de toda la vida nos comentó:
"Hace 5 o 6 años que trabajo con Eduardo, y me doy cuenta que la informática le da una gran mano en el desarrollo a las nuevas generaciones, los hace avanzar a un ritmo mucho más veloz que en el pasado. La escuela Torrevieja no tiene la competitividad como el mayor fin, pero cuando alguien quiere tomar el ajedrez como su deporte de preferencia se lo apoya.
Le hablamos mucho que tome este torneo con calma, es muy duro. Siempre teniendo los objetivos claros. Tenemos gran confianza en él y lo sabemos gran persona. Un muchacho querido por todos, que es invitado a participar en muchos clubes y actividades. le gusta el ajedrez rápido lo que le permite jugar muchos torneos y además que Montevideo no esté tan lejos, le da la posibilidad de competir en torneos de alto nivel".
Referente
Muchas veces al preguntar a ajedrecistas sobre a quien tienen como referentes, sugieren en su mente varios nombres de colegas nacionales o extranjeros que hacen maravillas sobre los cuadraditos blancos y negros.
Al consultarlo, nos mencionó que sería injusto nombrar a uno, pero si nos hizo mención a alguien que admira, y ese no es otro que Juan Francisco Billar. Aquí su palabra:
"...me parece un ejemplo de superación y amor por el ajedrez. Con la edad que tiene sigue yendo a participar de todos los torneos del club y algo que me gustó de él en un principio y hasta ahora, es la forma que tiene para jugar, nunca una queja, nunca nada, sumamente respetuoso, siempre callado nunca una molestia, jamás te vas a quejar de él y me acuerdo de manera específica la primera vez que le pude ganar, que para mi era un logro había perdido siempre con él, tenía un score en contra de cero tres, y sin embargo aquel día se sonrió, de felicidad, y muy pocas veces pasa que le ganes a alguien y haga eso, y se notó que era bien de sano"
Y Juan nos dijo: "Eduardo surgió de la escuelita de Mauro y la primera partida que jugó fue conmigo y le di una paliza tremenda, pero ahora me da risa porque los tiempos han cambiado y ahora la paliza me la da él a mi. La capacidad que tiene y el trabajo que ha hecho Mauro se nota y mucho.
La trayectoria que ha tenido es espectacular, porque a inicio del año pasado empezó a verse la evolución y la rapidez de su aprendizaje. Se dio el lujo que en el mismo año salió dos veces campeón sub-20, como consecuencia de la pandemia. En esta final está demostrando no solo nivel de juego sino la tranquilidad para llevar adelante sus partidas. Y quiero destacar su forma de competir, su calidad humana, es excelente, que sumado a su capacidad como ajedrecista da como resultado que es completo, como jugador y como ser humano".
¿Cómo preparamos?
"En el día tres horas hago de ajedrez, mucho on-line con las tácticas de chess.com, o chesstempo"
Estoy mirando ahora en la actualidad un libro de Jacob Aagaard, Maestría en el cálculo y Manual de Finales de Dvoretsky"
Sudamericano en Bolivia en Diciembre 2022
"Fue mi primer salida del país y en verdad me enteré muy sobre la fecha, unos veinte días antes y tenía que ver todavía si podía ir y me hubiera gustado tener un poco más de tiempo de preparación.
Una experiencia preciosa, jugar en el exterior y conocer otras realidades está muy bueno.
El torneo me pareció bastante duro, y sentí que si hubiera estado más preparado me hubiera ido mejor. Allá el ajedrez se vive de otra manera, quizás más masivo, vas a una plaza y tenés ocho mesas de ajedrez y siempre hay grupitos jugando.
Fui con Eduardo (Muzzi) y Nahiara y si bien los conocía nunca los había tratado así, convivimos 9 días, pasamos muy bien, quedaron mil anécdotas, una experiencia preciosa"
Y Muzzi nos contó: "A Eduardo lo conocí en un torneo en Pando, un activo, y al terminar mi partida miraba otros tableros y cuando lo vi jugar, (para mi era un desconocido), me llamó la atención como jugaba, sus ideas interesante y hacía movidas que no parecían las más evidentes, y al terminar una de sus partidas, le pregunté su nombre y si recién arrancaba con el ajedrez.
De paso le dije que me parecía interesante como jugaba y le consulté con quien había aprendido. Nos fuimos viendo en otros torneos, con el tiempo, fue progresando, lo tuve que enfrentar en algún uruguayo de rápidas, con partida muy duras. Cuando fue campeón sub-20, lo felicité y en broma le dije que yo lo había descubierto. El año pasado tuve la oportunidad de viajar como delegado al Sudamericano de Bolivia con él y Nahiara y tuve un acercamiento más grande al analizar y preparar las partidas y ahí vi un pibe muy humilde, con mucha capacidad, que le pone muchas ganas para salir adelante y que es terrible persona. Desde ese sudamericano para acá, traté de estar más cerca de él, y dentro de mis posibilidades darle una mano en todo lo que puedo. Me dio terrible alegría verlo clasificar a esta final".
El Camino a la Final
"La Semifinal pasada me había ido bastante bien las primeras tres rondas, pero después que perdí una me fue bastante mal, pero para ésta, venía con muchas ganas de clasificar pero después de la tercera el panorama estaba totalmente cambiado porque sabía que la clasificación se basaba en que ganara las cuatro restantes porque había perdido dos al hilo, entonces estaba muy al límite, tenía que ganar todas.
Eso me significó una presión extra, que quizás hasta me jugó a favor, incluso no sé.
Y ahora llegada la final... es una experiencia nueva para mi, quiero ver que tal, y la ambición siempre está en ganar, una ambición sana, pero no te voy a mentir, hacer un buen torneo y lo que queremos todos los finalistas, ser campeón uruguayo"
En el tablero 7 justo a su lado Eduardo Rodríguez y Daniel Izquierdo luchaban arduamente por el punto en juego, el ganador entraba en la final. El motor del club Mijail Tal tenía una leve ventaja que poco a poco parecía consolidarse, tres peones libres batallaban por seguir avanzando y en algún momento quizás con moneda al aire decidir cual de ellos perdería su condición para erigirse en un guerrero de mayor fuste. Un alfil acompañaba a los pequeños pero envalentonados luchadores mientras que una torre ponía toda su resistencia en el bando contrario. Varios rodeaban el tablero y las miradas veían cada vez más cerca el momento en el que el rey del mercedario claudicara y pidiera clemencia. Un peón pierde su vida por el camino pero los otros siguen con su norte bien claro, llegan ambos a sexta, uno pisa la séptima fila, el objetivo esta casi por cumplirse, las miradas se entrecruzan, todo parece que Eduardo Rodríguez llega a la final, pero... la astucia de Izquierdo no se agota con el pasar de los años y en la jugada 89 entrega la torre para ahogar su rey y con ello firmar el armisticio y dividir el botín que era la unidad en disputa.
La mitad de ese premio, hizo que la acumulación de puntos para ambos no fuera la necesaria y en un costado mirando el desenlace, estaba el otro Eduardo, Elena, quien con su punto obtenido minutos antes se metía en la final, y alcanzaba pisar la otra orilla, la soñada, la del objetivo buscado y conseguido.
Fue por ese premio y lo consiguió, y en este Uruguay de tan poca renovación ajedrecística, puso su nombre entre los poquitos que nacieron en este siglo y que aspiran a la corona más linda del tablero celeste.
"Como le pasan a pocos", Eduardo Elena se metió en la final.
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