Todos se debían ir con algo en su memoria.
El recuerdo de haber pasado bien, la sensación de que todo fue una fiesta.
Pero también debían llevarse algo en sus manos.
Allí cada uno que se comportó como un ajedrecista de ley, fue obsequiado con un diploma que certificaba esa ejemplar actitud, y además, un presente que los podrá acompañar en sus jornadas escolares: una vianda con jugo y alfajores para degustar en el momento y para rellenar en el futuro.
La imagen quedó borrosa pero había que compartirla.
La generosidad de Agustín Roepke hizo que dispusiéramos de un precioso juego de ajedrez el que sorteamos entre todos los participantes.
El "suertudo", fue el simpático niño alumno de 1er año de la Escuela Experimental de Malvín Enzo Viera que ahora tiene más motivación para seguir entrenando con su familia en su casa.
Para seguir disfrutando....más imagines de niños concentrados, más fotos de niños que piensan, más momentos para recordar cuando ellos, a veces frenan y hacen trabajar sus cabecitas...
Falta más, vendrá otra entrega, continuará.....
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