Cuánto pasó en este paisito en las últimas décadas, varias hojas de libros de historia se llenarán en el futuro, o quizás desde ya, con este "pasado reciente" tan cercano y pletórico de matices.
Desde una democracia que pendía de frágiles hilos hasta que dejaron de resistir y se destruyeron , pasando por unos años de dictadura que parecían inverosímiles para la otrora Suiza de América, llegando a la recuperación de las libertades, con los derechos conquistados a pleno y con todos los partidos mayoritarios intercalándose en la casa de gobierno.
También aquel Uruguay futbolero del 70, cuarto del mundo, un puesto hasta menospreciado por aquellos años, quedaba atrás y veía llegar un 74 donde la realidad golpeó con dureza para quedar muy relegado de la cima, hasta que llegó un maestro y lo volvió a poner en los primeros lugares del ranking, con un nuevo cuarto puesto incluido, ahora si para nada menospreciado y festejado con creces.
Aquel 1972 que vio a Walter Estrada fundando un club de ajedrez en la capital del país, y que sería seña identitaria de varias generaciones de jóvenes orientales.
¿Qué habrá pensado aquel gran talento del tablero, de gran bohemia y dueño de un humor tan particular como lo fue Walter? ¿Cómo sería "su" club, 50 años después de abrir sus puertas?
En aquel 1972 a menos que lo dejara escrito, seguramente sería muy difícil predecir hoy que pasaba por su cabecita al imaginar la realidad 50 años después, pero si podemos imaginar como brillarían sus ojos con las circunstancias que tuvo que pasar esta institución a través de su vida.
Se habrá sonreído burlonamente desde lo más alto al verlo cambiar tantas veces de sede, pero siempre manteniéndose de pie.
Que broma habrá gastado al viento al verlo estar durante años viviendo en la casa de un gigante como Pedrito Lamas, para luego volver a tener su lugar en el centro capitalino, hoy aquí, mañana allá, pero sin apartarse jamás del corazón de la ciudad.
Quizás ese humor característico lo hizo sonreír alguna que otra vez, pero también habrá fruncido su ceño en aquellos años duros en los que la inestabilidad parecía moneda corriente.
Lo que si es cierto, que este 2022 no debe haber en Walter, mirando desde donde esté, ni un rostro fruncido ni una leve sonrisa, sin duda la alegría debe pintar su cara de modo tal que refleje una sensación de bienestar al ver que el timón del club está en buenas manos.
La gente que estuvo en el comando del legendario club se fue alternando y hasta hace poco Carlos Milans, y ahora Nicolás Casas, no solos, sino rodeados de muchos que quieren seguir manteniendo en alto ese espíritu inicial que dio vida a esta gran institución, la hacen vivir en este 2022 con energías renovadas, con torneos variados que cubren todas las expectativas, con clases con niveles diferenciados, y por sobre todo con sangre nueva dueña de los bríos necesarios como para que una institución trascienda el paso de los nombres en el tiempo.
Y ahora Estrada deberá salir de su descanso y llegarse hasta la intendencia capitalina, porque le han preparado su festejo, el festejo de su club, y obviamente él debe estar.
Sin duda como una broma más de las tantas que supo gastar en su vida, se aparecerá por detrás de alguna puerta, pasará sin pedir permiso y dirá gracias.
Gracias por mantener esta llama encendida, que con un fósforo de entusiasmo pudimos darle vida y ahora a pesar de tantos vientos en contra jamás la dejaron apagar, y no sólo eso, sino que en este presente la han convertido en llamarada.
Encolumnados detrás de Gabriel Curi, motor de esta actividad, los muchachos de Trebejos prepararon su fiesta con un precioso torneo, con grandes jugadores, con muy buenos premios y en un lugar maravilloso.
La intendencia de Montevideo será "el salón de fiestas" para estos primeros 50 años de un club al que queremos mucho y al que deseamos siga festejando decenas y decenas de años más.
¡Salud!
Detalles del torneo pulsando aquí.
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