Hay un puente en Montevideo que parece partir la ciudad en dos.
Al cruzarlo se siente que uno entra en otra ciudad, que deja a un lado un Montevideo y se entra en otro totalmente distinto.
Es el que marca la entrada al populoso barrio del Cerro, y si cada barrio tiene su identidad propia, pocos como éste se sienten tan querido y defendido por su habitantes.
El domingo 29, cuando el sol comenzaba poco a poco a dar calor en este otoño de tan bajas temperaturas, cuando la mañana daba sus primeros pasos, decenas y decenas de ansiosos ajedrecistas viajaba rumbo al oeste capitalino.
Y cuando el mate los iba a haciendo despertar del todo, ya sus ojos divisaban a lo lejos la enorme Fortaleza que parecía saludarlos desde muchos metros de altura.
Y les sonreía, contenta y alegre, de ver llegar hasta su casa muchos que poco la visitan, y mostrar sus mejores galas, su linda Carlos María Ramírez llena de comercios y servicios, y la calle Grecia que sería la recta final de los madrugadores domingueros.
Allá casi al final los esperaba el templo del arte y de la actuación de la villa cerrense: el Teatro Florencio Sánchez, al que algunos conocían por haber visitado al presenciar una obra de teatro, pero muchos lo veían por primera vez.
Algunos se durmieron y llegaron minutos después, pero los madrugadores quedaron registrados en esta foto histórica, el primer torneo que hospedó el Florencio Sánchez. |
Hermoso y solemne, abrió sus puertas de par en par, corrió sus butacas a un lado y por una sola vez dejó su telón sin correr. El arte ese día se viviría bajo su escenario. Decenas de ajedrecistas se hicieron dueños del lugar y llenaron los espacios que generalmente son ocupados por aficionados a la actuación.
Las voces que siempre hablan de vestuarios, guiones o interpretaciones varias, fueron cambiadas esa mañana por las opiniones diversas sobre un rey mal enrocado, una torre en séptima o un rey que abandonó precipitadamente.
Desde arriba varios encontraron un muy buen sitio para contemplar todas las partidas. |
Abajo muchos se exprimían las neuronas buscando la mejor opción entre sus ideas. |
Preciosa primera jornada de esta cuarta edición de los torneos sin elo.
Luego de dos meses de comenzado el taller que llevan adelante Miguel Tabárez y Franco Manteiga, la realización de este campeonato sin dudas motiva y potencia a sus integrantes, que en un número muy interesante se hicieron presentes en el torneo.
Una alegría inmensa siente esta barra de gente entusiasta que tiene como norte acercar el ajedrez a todos los rincones posibles, y esta realidad de este torneo con tanta participación de sus vecinos, nos comprueba que es un camino acertado, si les es complejo acercarse hasta donde están los espacios de ajedrez, nosotros les llevamos el ajedrez a ellos.
Gracias a todos por hacer esto posible, sigamos construyendo más ajedrez entre todos y sigamos viendo el domingo próximo la Fortaleza nuevamente llena de ajedrez.
La partida más larga de la segunda ronda en la que el joven duraznense Pérez se llevó un punto de gran valor en un final increíble ante el representante de Trebejos Díaz. |
La otra "columna" proísta que tiene el taller en el cerro, Franco Manteiga demostrando su saber en los análisis después de la partida. |
En el plano estrictamente deportivo, luego de las tres primeras rondas jugadas, solamente 4 son los que lideran con puntaje perfecto: la campeona nacional absoluta de la categoría sub-14, la duraznense Caterina Altesor, el también representante del centro del país y pupilos ambos de Carlos Martínez Joaquín Pérez Odizzio, Héctor Gil quien fuera vice campeón en la edición anterior y Brian Barros un participante del taller sabatino del Cerro en la Casa de la Pólvora.
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Cuando la tarde daba sus primeros pasos, las agujas del reloj traspasaban apenas el número tres, los autos comenzaron a descender de lo alto de la ciudad. Otros se encaminaron a buscar los ómnibus que los llevarían camino abajo al retorno a sus hogares. Muchos simplemente recorrieron pocas cuadras para llegar a sus casas.
La Fortaleza orgullosa vio partir a decenas en su camino de regreso, y ellos llevaban la misma sonrisa que "ella" tuvo al recibirlos.
Quedan las ganas de todos que esto siga, que se perpetúe en el tiempo y exista una nueva Fortaleza pintada en blanco y negro, con seres pensantes y silencios a cuadraditos.
"Queremos más", se escuchó al pasar de alguien que se retiraba.
Las ganas de seguir quedó latiendo en el ambiente.
Lo que es seguro, es que aún queda un domingo para dar vida a este torneo, y en ese domingo, nuevamente el Cerro tendrá una Fortaleza de Ajedrez.
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