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lunes, 19 de octubre de 2009

Un nuevo campeón para el sub-2000 proísta

La decimocuarta edición de los torneos sub-2000 proístas tuvo su desenlace final el lunes 12 de octubre.
Un campeonato que lo tuvo absolutamente todo, desde lo ya clásico y siempre valorado del clima que reina en el salón, con mucho calor humano aún en pleno frio primaveral, pasando por las rondas de café que oportunamente nos hacen abrir más los ojos en el medio de la partida, hasta un muy lindo número de participantes que engalanaron la sala de juego, la presencia de cinco damas que embellecieron las contiendas, la participación de ajedrecistas que se acercaron por primera vez y alguno de ellos, viniendo desde varios casilleros de distancia, citar para esto a Leonardo Ponce de Las Piedras, o Juan Quintela desde Sauce, patria del Chaturanga.
Ambos también con muy buenas producciones, con triunfos por demás resaltables como el conseguido por el doctor, en la última jornada ante el muy fuerte y por demás querido Carlitos Fernández.
Andrés Benítez, el minuano, otro que entre las sierras y la capital le dio color al sub-2000 peleando las posiciones de privilegio hasta el final, Edgardo Núñez quien volvió a estas lides luego de disputar tan solo la primera edición, y Manuel Lezama que pisó las canchas de este clásico de los lunes dejando una impresión por demás grata.
Y si algo le faltaba al torneo, lo tuvo en el final. Guillermo Iduate, el otro debutante que nos faltaba detallar, había registrado un magnífico torneo, batiendo despiadadamente a cuanto rival se le posara por delante, tranformándose en una aplanadora ajedrecisitica.
Al llegar a la última ronda, aventajaba a sus tres más cercanos perseguidores en una unidad, lo que auguraba que con tan sólo un empate en la fecha de cierre se pondría la copa en sus manos y el premio en efectivo en su bolsillo.
Quienes le respiraban en la nuca, Martínez, Ferrari y Llabrés, esperaban un traspié para empezar a manejar sus posibilidades de ocupar el lugar más alto del podio.
Los sistemas de desempates marcaban que si dos igualaban en el primer lugar, la definición la marcaba el resultado entre ellos. De ser más de uno se sorteaban la forma de desempatar.
La mesa uno y dos registraban las miradas de muchos espectadores que esta vez, y para felicidad del ajedrez, eran varios. La tensión se mantendria hasta después de terminadas las partidas pues al obtener su punto Llabrés ante Ferrari y Fernando Martínez infligir la única derrota del hasta ese momento líder del torneo, el imprevisible sorteo definiría quien sería el monarca de esta decimocuarta edición.

Los papelitos marcarían al dueño de la corona de la edición 14. Tres cuadraditos blancos que en su centro cotenían una P (progresivo), o una B (buscholtz) y una BM (buscholtz medio). Ana la señora de nuestro compañero Guillermo Uria, muy gentilmente cedió ante el pedido del árbitro Pedro Lamas para ser la poseedora de la mano que volcara la fortuna para uno u otro co-lider de la finalizada disputa.

Las miradas centradas en la mano de la dama y el papelito que iba a perder su doblez y dejaría al descubierto la letra ganadora...

No hace falta decir a quien favoreció el sistema de desempate...

En la derecha el mate que acompañó durante todo el torneo, en la zurda el trofeo y en su rostro la sonrisa por el logro obtenido: Guillermo Iduate campeón.

Le ganó al campeón y se quedó con el segundo puesto. Gran torneo de Fernando Martínez.
Miguel Llabrés y Martín Areán felices por la tarea cumplida
Juan Belbey sostiene firme su medalla para que se vea bien: mejor sub-1800.


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