Fueron 32 que lograron ser verdaderos magos ese domingo 3 de octubre.
La pandemia nos trajo distanciamiento, nos provocó suma protección, nos aisló de los demás, nos hizo pensar más de una vez si tal o cual lugar era adecuado para formar parte.
Pero además de todo esto, nos colocó sobre el rostro de forma obligada y permanente un accesorio que antes estaba solo destinado a quienes desarrollaban determinada profesión.
En suma, nos hacía ocultar la mitad de nuestra cara, y con ello negarle a todos el brillo que provoca la sonrisa.
El Teatro tuvo la fortuna de contar con 32 magos pequeñitos en estatura, y que lograron lo que parecía imposible, hacernos ver su amplia sonrisa aún con la boca tapada.
Porque fue tanta su alegría que sonreían con la mirada, sus ojitos tomaron el lugar de la boca y contagiaban con esa vibración tan sana, esa luz única, como sólo esos enanos bandidos pueden lograr.
Y contagiaron, salpicaron con su energía a todos los que estuvieron en el Teatro de la Experimental en este primer encuentro de niños sub-8 luego del regreso a la presencialidad.
Y si había ojos que sabían observar con determinada fineza, y se daban el tiempo determinado para recorrer poco a poco los rostros de las decenas de adultos que fueron público-espectadores-compañía e hinchas esa mañana de domingo, supieron encontrar también allí ojos que habían sido contagiados y sonreían, sin poder mostrar sus dentaduras perfectas, pero si un brillo especial que nacía de sus pupilas.
El "Torneo" fue quizás la sana excusa para juntarlos y pasar unas horas haciendo algo que a todos apasiona.
Fueron 5 rondas y 80 partidas en las que algunos movieron mejor las piezas que otros y fueron por ello reconocidos, pero resultó un "torneo" tan fuera de lo convencional, que siguiendo con estricta justicia lo que se les pidió minutos antes de comenzar el evento, solamente iba a considerarse perdedor aquel que al terminar se le hubiera borrado la sonrisa.
Y para fortuna de todos en el momento de la despedida se comprobó que en sus caritas la llevaban tan amplia, que parecía se la hubieran tatuado.
Gracias a todos los que lograron que esto fuera posible.
Los días previos, hicieron creer a cada uno que rema en este barquito lleno de sueños y anhelos que este domingo podía ser realidad, pero sin la colaboración de los padres, tíos, abuelos, y amigos que no solo trajeron a sus niños, sino que estuvieron firmes las 4 horas que duró el "campeonato", esto hubiera estado muy lejos de ser posible.
Nuestras infinitas gracias por ello.
La entrada del Teatro con los "actores" minutos antes de empezar su función |
Ganador con suerte: su número hizo que se llevara una torta para su casa |
Facundo Muniz fue el gestor de la idea de sortear un libro; el ganador se fue con "su primer libro de ajedrez" |
Arrodillados al pie del escenario. La ansiedad les hacía no querer perder detalle alguno |
Ojos bien abiertos y atención plena para que no se escape ningún detalle |
El podio completo: Juan Zorrilla (2º), Manuela Moreno (3ª) y el campeón Salvador Rodríguez (pupilo del gran Nico Casas del querido club Trebejos) |
ganadores de medallas más que merecidas |
Entre ronda y ronda, el Titán Guillermo Gereda, aclaraba conceptos a los chicos para que la siguiente partida fuera mejor que la ya jugada |
el secretario de los sorteos, mmmmm ¡no mires dentro de la bolsa! |
para aflojar las tensiones de tanto pensar, un poco de pelota no venía nada mal |
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