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Haciendo flamear fuerte la bandera proísta: salud campeones

 Ayer semillas, hoy frutos.


Los adolescentes que pusieron bien en alto la bandera de  nuestra institución


Cuando el almanaque empieza a dejar caer varias de sus hojas, el cabello desaparece y las arrugas pueblan el rostro, mirar para atrás es casi un ejercicio obligado que reconforta lo ya vivido y provoca que alguna lágrima ruede por la mejilla, consecuencia natural por tanta felicidad acumulada.

Quizás nostalgia, quizás solo recuerdos, pero que grato tenerlos, para poderlos evocar.

Ellos llegaron cada uno por su lado, y por motivos diferentes.

Para provocar sonrisas, ¡cuántos recuerdos!
Nicolás y el primer año que ponía sobre su pecho la camiseta proísta, rodeado de tantos compinches queridos.



¿Quiénes fueron los "culpables"?

Un padre, un tío, una feria nocturna, un club deportivo o una casualidad en un campeonato, pero de una  u otra forma, su destino fue el mismo: subirse a esta embarcación de locos soñadores, sentarse en uno de sus asientos, ver como manos adultas remaban para poner el norte en la dirección correcta, y dejarse llevar como infantes que confiaban plenamente en esas manos guías, para ir creciendo y disfrutando el viaje, llenando el barquito de logros y satisfacciones.


Filippo y su primera medalla ...


Filippo caminó de la mano de su padre, quien entendía que acá se reunía un linda cantidad de gurisada, linda en número, linda en calidad, y deseaba que su hijo fuera parte de ella, para rodearlo de compinches que en el futuro compartieran con él esa pasión por el tablero.

Arielito y su sorpresa en la mirada


Ariel le hizo caso a su tío, conocedor del ambiente que sábado a sábado se vivía dentro de la navegación proísta, y se arrimó a probar, a contagiar su inquietud y su energía sin par, dueño de una verborragia que lo hizo súper conocido a las pocas semanas de ser parte de la barra....Arielito...

Tomasito queriendo entender que pasaba en el tablero


Tomás se "encontró" con clases de ajedrez en el Club Malvín, donde llegó con sus primeros conocimientos y una ansiedad terrible por ampliarlos, demostraba que quería más y más cada día y el puente hacia la casa proista fue cruzado a las pocas semanas de disfrutar del tablero en la institución de la playa.

Franquito y la alegría en el rostro en su primer interclubes


Franco paseaba con sus padres de noche por la feria nocturna en Trouville. Primo de quien fuera campeón nacional defendiendo la aurirroja de la Teja, empezaba a picarle el bichito por el mundo del 8x8. Ver tantos tableros bajo cielo abierto en esa noche de verano y decenas de apasionados moviendo piezas, lo conectó con el Club, en un camino sin retorno.

Nicolacito del ayer...hoy Nicolás.


Nicolás entrenaba de forma individual con una profesora y de su mano participó en el clasificatorio montevideano para las finales de las categorías infantiles. Aún era sub-8, y en el patio del Club Colonia donde se realizaba el torneo, vio a montón de gurises que rodeaban a sus profes quienes le miraban las partidas y al repasarlas advertían jugadas que debían evitarse en el futuro. A ese grupo quiso sumarse y subió los escalones uno a uno y se sentó en la embarcación para ser parte de ella desde ese mismo día.

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Los 3 primeros días de este mes de octubre, estos cinco desfachatados formaron un equipo, se calzaron la camiseta y salieron a la cancha. Metieron como siempre, se la jugaron con todo, y colocaron el nombre del club como terceros en la serie A, y ganadores de la serie sub-2000.

Fue su impulso que provocó la creación de este quinteto, fue su talento la causante de este logro, es nuestro orgullo que formen parte de esta barra maravillosa, de este club que se transforma en sentimiento puro cuando ve pasar el tiempo y junto con él, observa con la piel erizada como se han convertido en adolescentes, como ya han crecido a la altura de sus padres, como han cambiado la voz y dejado atrás hasta su moña y su túnica, cambiando maestras por profesores.

Como cambia todo la vida, como cambia todo los años, de aquellos ignotos enanos sabandijas, a estos sabedores adolescentes responsables, como todo cambia.

Menos algo.

Siguen siendo los mismos fenómenos de cuando medían poco más de un metro, 

Siguen siendo unos botijas maravillosos que todo aquel que los rodean se siente orgulloso de conocerlos

Sigue siendo el orgullo de este club de tenerlos entre sus filas.




¡Gracias Botijas!




Detalles del torneo pulsando aquí

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