Innumerables cantidad de ajedrecistas han perdido partidas de forma por demás apresurada, incluso la historia recuerda encuentros de grandes maestros del tablero que en alguna jornada fatídica, vieron caer todos sus sueños de victoria con la misma rapidez con que su rey tocaba con su tezta el tablero.
En la primera fecha de esta nueva edición de los "torneos de los lunes" se dio en el tablero 15, (vaya coincidencia, el mismo número que lleva este sub-2000), un encuentro en el que las blancas se quedan con la victoria, dando jaque mate en la jugada número 10.
Obviamente que esto pasa por un grueso error, de no mediar éste, no habría victoria tan rápida, pero también está en el oportunismo del vencedor en ver esa falencia y explotarla al extremo.
En la oportunidad, todo fue transcurriendo con relativa tranquilidad, hasta que sucedió lo sorprendente, cual si la cucharita de metal se introdujera en el frasco del exquisito dulce de leche que acabamos de abrir, ella rebosante, nos es acercada a nuestra boca y nos tienta con que probemos de ese manjar destinado solo para nosotros, no lo pensamos, no lo dudamos (ahi la causa del error), y sin titubeos nos lanzamos a saborear de la delicia, sin sospechar siquiera que ese manjar supremo provocaría un dolor (empacho quizás?) tan fuerte en nuestro cuerpo, que nada de ahí en adelante sería igual.
Con ustedes la partida-sorpresa, de la ronda inaugural.
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