1.- Practicar deporte en exceso.
No es ningún secreto que el deporte es muy recomendable para la salud física y mental, y por tanto un complemento ideal para los niños y adultos que juegan al ajedrez. Pero el deporte debe formar parte de nuestras actividades diarias, y no de las actividades que realizamos justo antes de sentarnos a la mesa y enfrentarnos a una partida de ajedrez de competición.
Veo con frecuencia como muchos niños llegan sudorosos, acelerados y agotados a la partida, porque vienen de jugar con los amigos justo antes de que empiece la ronda. Muchas veces, entre ronda y ronda de un torneo hay un tiempo de descanso, y es normal que muchos niños quieran emplearlo en divertirse. Lo más recomendable es que esa diversión no implique grandes esfuerzos, ni resulte agotadora. Ya sabemos que es difícil convencer a un niño de esto, pero los adultos deberíamos guiarlos en esta dirección, con tacto y responsabilidad.
2.- Preparar la partida mucho tiempo.
No podemos pretender que un niño lleve un ritmo de preparaciones de partidas similar al de un jugador profesional, aunque algunos padres o incluso monitores no quieran darse cuenta. En la mayoría de los casos los niños necesitan más un apoyo psicológico, emocional y motivador, que una preparación en la que inviertan horas y queden desconcertados con decenas de partidas, jugadas y ejemplos.
Esto no quiere decir que, dependiendo del tiempo disponible que exista para la preparación, el niño no pueda repasar sus aperturas o ser informado de las preferencias de su oponente. Pero hay que saber regular y optimizar ese tiempo. Las mejores preparaciones son las que se realizan durante el año, en el día a día, en las clases que los niños reciben o en los ratos que dedican al estudio.
No es bueno que el niño llegue a la partida repasando mentalmente las jugadas que acaba de ver con su monitor o por su cuenta. Siempre es bueno llegar a la partida tras un rato de relajación.
3.- Olvidar su “kit de competición”.
¿A qué llamo “kit de competición”? A esas cosas que un niño puede necesitar durante la partida de ajedrez que disputa. Una de las cosas que suelen olvidar es el bolígrafo (por supuesto hablo de los torneos en los que es obligatorio anotar las jugadas). Es muy frecuente ver a niños corriendo arriba y abajo, buscando a sus padres o preguntando al árbitro por un bolígrafo. A veces con el reloj en marcha, lo que supone una presión extra.
Ese kit de competición debería estar formado, como mínimo, por bolígrafo, botella de agua y algo con azúcar (muy recomendable para el cerebro si la partida se alarga). Tampoco hay que exagerar en este aspecto y proporcionar al niño un almuerzo completo, su osito de la suerte y una brújula por si se pierde...pero, bromas aparte, mucho cuidado con los teléfonos móviles: un teléfono que suena provoca la pérdida del jugador que lo lleva encima. Así que mejor no incluyamos el teléfono en el “kit de competición”.
4.- Llegar tarde a la partida.
Nunca me ha parecido muy elegante eso de llegar tarde a una partida, aunque haya sido habitual incluso en algunos campeonatos mundiales de ajedrez. Creo que el retraso injustificado es un poco descortés, tanto con el oponente, como con los organizadores o público del evento. Tengamos el punto de vista que tengamos con respecto a esto, lo cierto es que el reglamento se ha endurecido en este tema durante los últimos años. En muchos torneos el jugador pierde su partida si no está en el tablero en el momento del comienzo de la ronda. En otros campeonatos existe un margen de tolerancia que puede variar dependiendo del tipo de competición y reglas establecidas por la organización.
Aparte de todo esto, creo que ningún niño se sentirá muy cómodo viendo como cuenta con menos tiempo que su oponente desde el comienzo de la partida. Así que es fundamental estar al tanto de los horarios de comienzo de las rondas, y en caso de niños pequeños, los padres o monitores tendrán que esforzarse porque los jugadores asistan puntualmente a cada partida.
5.- Sentirse presionado.
¡Qué difícil este punto! ¿Cómo conseguiremos que el niño no se sienta presionado antes de una partida? Creo que la clave no está en algo que podamos hacer o dejar de hacer justo antes de la partida. Se trata de algo que deberíamos transmitirle a los niños desde que se aficionan por el juego. El resultado no es lo más importante. Y no voy al tópico de que “lo importante es participar”, que a pesar de estar más que trillado, no deja de ser una gran verdad. Me decanto por otra idea que creo que debería ser transmitida a los niños: “El resultado forma parte de la partida, pero sólo es una pequeña parte de la partida”.
Desde luego el ajedrez es mucho más que un resultado. El ilustre colaborador de la revista Capakhine, el escritor, periodista y experto en historia del ajedrez, José Antonio Garzón, nos habla de “la imposible definición del ajedrez” en su sección “El ajedrez como signo de cultura” del primer número que estamos estrenando. Y es cierto, el ajedrez es arte, ciencia, deporte, juego....muchas cosas, pero desde luego es mucho más que un resultado.
Un jugador puede quedar muy satisfecho de una partida que ha perdido, si su visión no se deja llevar por el resultado final. Del mismo modo, en realidad, un jugador podría quedar poco satisfecho tras una victoria. El jugador debería sentirse orgulloso por el hecho de haber realizado un esfuerzo, de haber competido de la mejor manera posible y por ser capaz de encajar dignamente las derrotas.
Y si es importante el tema las cosas que no deben hacerse antes de la partida, tanto o más lo es el tema de las cosas que no deben hacerse durante la partida. En breve dedicaremos un artículo a este tema.
Extraído de: http://capakhine.es/
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