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jueves, 6 de noviembre de 2014

Roselli: 'No podemos vivir de lo que fuimos'

 "Los de más de 30 años estamos para dejarle paso a las nuevas generaciones", dijo Bernardo Roselli* en la segunda parte de esta entrevista (ver primera parte).

El presidente de la Federación Uruguaya de Ajedrez e integrante del equipo olímpico que compitió en Tromso 2014 hizo un balance de las Olimpíadas y del Festival Sudamericano de la Juventud.

Además, analizó la conformación de los equipos olímpicos, declaró que "el ajedrez uruguayo está en transición" y reflexionó que "no podemos vivir de lo que fuimos".

Además, fue autocrítico. Dijo: "Yo, por ejemplo, hace diez años jugaba un ajedrez que no tiene nada que ver con lo que es ahora. Probablemente ahora sepa más ajedrez, pero no lo juego mejor".
Roselli frente a la leyenda Viktor Korchnoi, durante las Olimpíadas 2008, Foto tomada de acá.
¿Qué balance dejó el Festival Sudamericano de la Juventud, realizado en Montevideo en setiembre?

Desde el punto de vista deportivo, la falencia más grande que ha tenido esta federación es no haber tenido eco en los distintos actores que deberían haber estado encargados de la preparación de los distintos chicos que participaron del evento.

Yo llevé a un grupete muy lindo y muy simpático a un cierto estatus y nivel ajedrecístico y di el paso atrás. Dejé espacio para ver si alguien tomaba la posta pero la bandera quedó clavada ahí y no hemos visto a nadie.

Los clubes tienen a sus preparadores. Hubo esfuerzos puntuales pero me pareció que faltó el apoyo de todos los jugadores de primera categoría, que deberían haber estado en el torneo, llegar a la sala y analizar las partidas con los uruguayos.

Algún día llegó uno, como Alvarito Guerrero, pero no hubo un aporte sistemático. Yo quería que lo tomaran como una cuestión de estado ajedrecístico. Desde ese punto de vista, hemos hecho las cosas mal.

Pero yo no creo en el resultado ajedrecístico únicamente. Creo en la preparación, en el estudio, en el trabajo y en la vivencia del evento. Además, casi 60 uruguayos pudieron participar de este torneo.

Por otro lado, mostramos una muy buena capacidad organizativa, con una magnífica sala de juego, como la torre de Antel, única en América. Las transmisiones online, las partidas subidas a internet, el streaming, que mostró las entregas de premios y a los niños jugando en directo.

Los resultados estaban en Chess Results ni bien terminada la ronda y sin un solo error. Desde ese punto de vista, el trabajo del AI Ruben Hipogrosso fue minucioso y perfecto.

Aquí son famosos los árbitros de América como Bento, antes Roldán, y los mejores de América siempre estaban en Argentina o en Brasil o México.

Hipogrosso no tiene nada que envidiarle a esos árbitros. Es un árbitro que entiende de ajedrez, que conoce la psicología del ajedrecista, conoce el reglamento al dedillo, es prolijo y es ordenado.

Creo que tenemos a uno de los mejores árbitros de América. Nos gustaría que fuera el árbitro del Continental del año que viene pero su designación no está en nuestras manos. Además tuvo colaboradores de lujo como Blas Pingas, Plotinsky...

El equipo organizativo estuvo muy bien elegido. Alexis Augoustis, con sus pocos años, tiene un interesantísimo don de mando y sabe todo lo que tiene que hacer.

¿Por qué no vino Colombia ni Venezuela?

A Colombia le coincidía el Sudamericano con un torneo clasificatorio de ellos. Y Venezuela tiene problemas de vuelos y de salida del país y de que hay que pedir los fondos con muchísima antelación. Y por más que llegue con muchísima antelación, nunca hay fondos para la salida.

Lamentamos mucho la ausencia de los dos países porque hubiera sido una fiesta completa, con todas las banderas.

¿Qué balance hace de la actuación de los equipos uruguayos en la Olimpíada de Ajedrez Tromso 2014?

Se armó el equipo. Hicimos una preparación previa. Nos juntamos a estudiar en varias sesiones en Montevideo y San José. La Federación apoyó un torneo que se hizo en Punta del Este, para el que se trajo a dos jugadores argentinos, el IM Nahuel Díaz y el FM Ariel Tokman.

Todos éramos conscientes de que teníamos que estudiar y prepararnos y todos lo hicimos. Y fuimos a un torneo previo en Linares en el que competimos y estudiamos con el GM Alejandro Hoffman.

Todo el proceso está bien. Llega el momento de jugar. Claudio [Cóppola] jugó muy bien, tanto en Linares como en Tromso. Yo sabía que eso iba a suceder porque al ser joven y talentoso iba a ir creciendo durante el torneo.

Sabía también lo que me iba a pasar a mí, que al ser viejo y no tan talentoso me iba a empezar a desmoronar al final, y se notó en mi juego, que fue bastante pobre.

Pero me sorprendió el bajo desempeño de Manolo Larrea y de Rafael Muniz, que fueron muy serios, muy profesionales, pero los resultados en el tablero empezaron a no darse.

Sospecho que las derrotas empiezan a afectarnos y el equipo empieza a perder. Perdimos un match muy feo que no deberíamos haber perdido y ahí nos desmoronamos un poco. Pero son circunstancias del ajedrez.

Si Rafael Muniz y Manolo Larrea hubieran hecho 7/9 cada uno yo diría exactamente lo mismo: la preparación fue correcta, se armó todo bien y jugamos bien al ajedrez.

Creo que el camino de la planificación, el orden, el estudio y el esfuerzo siempre hay que hacerlo, y es el camino que nos va a llevar más lejos, independientemente de quién lo haga, porque no importa si es un genio jugando al ajedrez o no; ese camino tiene que estar bien.

En el equipo femenino Daniel Rivera hizo toda una preparación previa. Se conectaban via internet a través de la plataforma Shirov Online, gratuitamente para las jugadoras. Allí ellas entraban y Rivera les iba corrigiendo las aperturas y lo demás. Y nos encontramos con una muy buena actuación de Camila y de Patricia, que me parece que las dos están muy bien.

Encontramos un enorme esfuerzo en Sabrina y en Daniela de tratar de superarse, preocupadas con el torneo, y cuando les iba mal luego de hacer las cosas bastante bien durante la partida lo sentían y les molestaba, y había una cuestión de amor propio. Yo creo que ahí aprendieron mucho.

Armaron un lindo grupo de trabajo. De hecho, las cuatro mantienen una relación muy linda en cuanto al tema del estudio, la preocupación y el afán de superación. Estaban totalmente por fuera del viaje y todo lo demás. "Quiero que me vaya bien en el ajedrez y quiero estar la próxima porque estoy esforzándome para llegar ahí." Ese es un mensaje para los que vienen después porque Patricia y Camila tienen menos de 30 años, pero los de más de 30 años estamos para dejarle paso a las nuevas generaciones.

Y hay otras chicas como Manuela Pérez, Andreína Quevedo y varias más, como Lucía Malán, de Nueva Helvecia, que tiene un talentito muy interesante, que pueden ver que el camino de la superación las puede llevar a algún lado, como son las Olimpíadas.

Quedé muy conforme con el resultado del equipo femenino. No podemos pretender estar de la noche a la mañana 40 lugares por delante de nuestra preclasificación.

El absoluto no llevó el equipo más competitivo que podría haber llevado. ¿Considerás que para las próximas Olimpíadas va a ser posible reunir un poco más competitivo del de este año?

Creo que el ajedrez uruguayo está en transición, y nosotros no podemos vivir de lo que fuimos.

Yo, por ejemplo, hace diez años jugaba un ajedrez que no tiene nada que ver con lo que es ahora. Probablemente, ahora sepa más ajedrez pero no lo juego mejor.

Mi capacidad de cálculo no es la misma, mi energía no es la misma, no estoy tan creativo, pero tengo un mayor conocimiento técnico, eso está claro. Eso fue antes. Es como Forlán en el 2010. Ya fue. En ajedrez pasa exactamente lo mismo.

Nosotros podríamos haber juntado a Andrés Rodríguez, Daniel Rivera, Martín Crosa, Roselli y Daniel Izquierdo, por nombrar a los cinco más veteranos, y podríamos decir "vamos a jugar nosotros porque somos los que sabemos más".

Entonces el resto nos mira y nos dice "entonces nosotros no podemos jugar más al ajedrez, si ustedes van a jugar este año, el otro, el otro". Entonces matamos el ajedrez por los próximos diez años y ahí no se sabe quién va a venir a jugar al ajedrez.

Tampoco nos asegura a nosotros que si vienen los mejores jugadores vamos a tener mejores o peores actuaciones, eso está clarísimo. Se vio en el Interclubes, en el que un equipo se armó como para ganar y no ganó. Pero eso sucede así muchas veces.

Creo que tenemos que rever un poco el reglamento. Hay que hacer unos pequeños retoques y ajustes. Tenemos que apuntar a que Uruguay tiene que tener dos años de planificación de actividad para los mejores jugadores y que ellos se vayan superando para poder estar en el equipo olímpico. Pero siempre tenemos que mantenernos con la disciplina, conducta y afán de superación.

Porque yo sea Bernardo Roselli y tenga un Elo de 2400 no voy a exigir que me llamen a jugar. Porque sin duda que voy a ser mejor jugador y voy a plantear las partidas mejor que muchos, pero no le puedo quitar la ilusión a todos los jugadores de Uruguay de que integren el equipo olímpico y que traten de llegar y de superarse.

He mirado y pensado la posibilidad de limitar el número de personas mayores de 40 años, por ejemplo, en el equipo olímpico, con lo que me dejaría afuera a mí mismo. De esta manera siempre se le está dando oportunidades a que las nuevas generaciones lleguen. He discutido esto y hay tanta gente a favor como en contra.

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*Roselli es presidente de la Federación Uruguaya de Ajedrez. Recientemente fue designado como vicepresidente de la Federación Iberoamericana de Ajedrez y consejero para América del programa Ajedrez en las Escuelas, de la Federación Internacional de Ajedrez. Tiene el título de Organizador Internacional, otorgado por la FIDE, es Maestro Internacional de ajedrez y fue 15 veces campeón uruguayo.

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