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Tres gigantes haciendo andar el barquito

 Sábado en la mañana.
Los ojos se abrieron, el desayuno ya pasó y con la energías a mil para enfrentar con todas las ganas un nuevo día, decenas de niños, jóvenes y adultos encaminan sus pasos pocos metros más allá de Avenida Italia.

Tomando por Luis Alberto de Herrera y cruzando la gran avenida, la siguiente calle que tiene por nombre Ávalos alberga un club de bochas, que lleva como nombre Aldea, y que vuelve a cobijarnos como hace ya 5 años.

Allí cuando el reloj marca las 11 de la mañana todo aquel que se acerque encontrará al igual que en la imagen los brazos abiertos de par en par de Alberto Moratorio, hombre de una simpatía sin igual que hace sentir a todos como en su propia casa y al recién llegado como si lo conociera de toda la vida.


Su docencia a flor de piel y su gran carisma, lo acompañan durante todo el día, y un entrenamiento con él enfrente sin duda pasa a ser todo un show, donde es realmente imposible mantenerse  sin esbozar siquiera una sonrisa. Quien lo conoce sabe de la exactitud de estas palabras, para quien aún no tiene el gusto, solo acercarse y comprobarlo.


A su lado o llevando otro grupo adelante, (siempre dependiendo de cuantos madrugadores aparecieron ese sábado) el enorme Diego Urrestarazú.

El apelativo no es simplemente por su 1.82 de estatura, sino por la calidez humana de este muchacho que está a mes y poco de recibirse de contador y que nos acompaña desde el invierno del 2004 cuando, muy joven él, se decidió a buscar un club donde jugar ajedrez y dio con nosotros. Vino, se sumó, colaboró siempre, y jamás partió.


Los más chiquitos de todos, los enanitos de la barra, nuestros queridos "dientes de leche", tienen para si a Cecilia Carrió, quien se los "compra" de inmediato simplemente cuando les sonríe o con su primer abrazo.

Cada semana que transcurre siente más pasión por lo que hace, y fiel a su responsabilidad para con los niños que conforman su grupo, sigue su formación, participando en cuanto curso exista tanto de didácticas aplicadas al ajedrez, o perfeccionamientos para el trabajo con niños pequeñitos. Una joyita que brilla con luz propia dentro de la barra.


Tres proístas de ley que sienten esta causa como un profundo sentimiento y lo transmiten, enseñando, compartiendo y logrando espacios sumamente amenos donde practicar este juego. que tanto nos gusta.

Para quien aún no conoce el lugar: Avalos 3168 casi Luis Alberto de Herrera, todos los sábados desde las 11. Las edades para poder participar de los grupos son limitadas y hay que tenerlas muy en cuenta: no se puede ser menor de 4 años ni mayor de 95.

.-los esperamos.-





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