
Como buen torneo suizo que fue, varios de los cinco clasificados no se enfrentaron entre sí, y varios de los que quedaron a un pasito de entrar no pudieron medirse con los que ahora están en la Semifinal.
Varios jugadores llegaron a la última fecha con la deliciosa posibilidad de depender de ellos mismos: si ganaban, clasificaban. Posibilidad que debe ser entendida también como una presión quizás apenas soportable, pero necesaria para ganarse un lugar. Y otros tantos llegaron con la esperanza de ganar y que el destino les arreglara los resultados de las otras mesas para poder clasificar. Finalmente no hubo que hacer ningún desempate; los que ganaron, entraron.
Entre las 68, las blancas ganaron 27, las negras 30 y hubo 11 empates. La partida más extensa duró 90 movimientos y fue la que jugaron Miguel Tabárez y Álvaro Rebollo en la ronda 2. La partida más breve (dejando de lado tablas relámpago) fue la que jugaron en la ronda 3 Manuel González y Gabriela Lima y que duró 12 movimientos.
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