Diego y Manuel, dos de los jóvenes que tuvieron las agallas de jugar el torneo, aún sabiendo de la fortaleza del mismo.
¡bravo por ellos!
Damián no llegaba y Santiago se consumía en la espera. Su mirada fija en los luchadores formados de material inerte, pero que luego en breves minutos, cobrarán vida, forjarán la lucha, nacerán las pasiones, y por la mente de Bertucci estará queriendo presagiar el desenlace mucho antes que este empiece.
Algún día habrá que hacer un artículo sobre las posturas de los ajedrecistas durante la partida, que trasmiten éstas a quienes las miramos, cuanto inciden en su concentración. Gabriel parece querer sentarse sobre sus manos para que no apuren sus movimientos y den margen al razomiento unos minutos másn antes de mover el trebejo elegido. Federico busca con sus manos aislarse de forma completa del mínimo ruido exterior que exista.
Diego y Martín, un choque clásico dentro de los jóvenes formados por nuestro club. El ajedrez, al igual que otros deportes, cuando llega al momento de máxima tensión, es dificil seguirlo de pie...
Miguel, Salvador, Alvaro y Horacio. Afuera aún es de día, la vida existe, camina, anda, para ellos, todo vive, existe y anda, dentro de las 64 casillas...
Posturas, posturas y más posturas: Leonardo parece querer llegar con sus manos a la cintura cual número 9 para tirar un penal, Miguel con su diestra no quiere que ningún fotógrafo imprudente lo moleste...
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