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sábado, 26 de diciembre de 2009

Cómo superar apuros de tiempo en ajedrez

Siempre es fácil desestimar al tiempo como un factor clave en una partida de ajedrez. "El tiempo no importa, lo que importa es la posición", dicen con frecuencia algunos jugadores. Pero si ganamos una partida porque a nuestro rival se le consumieron los minutos, decimos: "igual estaba perdido". Y si, por el contrario, somos nosotros los que nos quedamos sin nada en el reloj, diremos: "perdí por tiempo". Entonces, como elemento que, queramos o no, constituye la naturaleza de una partida, el tiempo pasa de ser descartado por algunos y relegado a un plano de intrascendencia, a transformarse en el arma de ciertos jugadores y en el martirio de otros. En Uruguay, por ejemplo, Mario Saralegui vuela en los primeros moviemientos de sus partidas y Luis Sanguinetti queda con 10 minutos ya en la jugada 18.

Veamos un caso de apuro de tiempo que tuvo lugar este año en la Copa Termipol, en Colonia del Sacramento, entre los jugadores Claudio Cóppola y Juan Sosa Machó:



Aclaramos que situaciones como las de este video se dieron de a decenas durante las nueve rondas de ese torneo, dado que el ritmo de juego era de 45 minutos a finish y, acostumbrados al incremento, los jugadores no supieron organizarse.

En este video que acabamos de mostrar, Cóppola busca desesperadamente la presencia de uno de los árbitros. Primero sin parar el reloj, se levanta de su asiento y mira en todas direcciones, dejando en un segundo plano lo que pasa en el tablero. Luego para el reloj y susurra a su rival: "voy a llamar al juez", que ya estaba atrás de él. Por último, para redondear el momento, golpea el reloj con su mano como quien toca el tambor o castiga al perro por haberse comportado mal, lo que no habla muy bien del "dueño" de ese perro.

El Gran Maestro norteamericano Gregory Kaidanov (foto) propone algunas ideas a tener en cuenta a la hora de intentar superar los problemas que surgen por la mala distribución del tiempo en una partida de ajedrez.

"Para evitar problemas crónicos de tiempo, Kaidanov aconseja que por los próximos meses la persona que tiene problemas con el reloj comience a concentrarse en ese problema como si fuera el único que tuviera en su ajedrez. Eso quiere decir que para el próximo torneo en que esa persona se anote, el resultado que obtenga será irrelevante. Si pierde o gana todas las partidas, no interesa. Ahora su principal objetivo es evitar los problemas de tiempo. Si la persona pierde todas las partidas que juega, pero en ninguna de ellas sufre problemas con el tiempo, va a haber ganado el torneo. Esa es la forma de pensar el problema, porque es la única forma de luchar contra él.

Kaidanov dice que si un jugador piensa: voy a controlar mi reloj pero también quiero lograr otras cosas en el tablero', no va a funcionar. Hay que darle una atención completa al problema con el tiempo. Sé cómo funcionan sus mentes: la razón por la que siempre terminan con problemas de tiempo es porque tratan de tener cualquier excusa para gastar más tiempo en cada jugada. Deben cambiar esta mentalidad completamente. Deben usar cada excusa para gastar menos tiempo en cada jugada.

El primer parámetro es hacer el intento de gastar no más de la mitad de su tiempo en la primera mitad de la partida. Por ejemplo, si tienen un control de tiempo en la jugada 40, luego de la jugada 20 todavía les debe quedar la mitad del tiempo en su reloj.

Siguiendo el ejemplo anterior, un segundo parámetro sería no gastar más de 10 minutos en una jugada. Deben ser muy estrictos con respecto a esto. Si, pongamos por caso, ya han gastado siete minutos pensando una jugada, tómense tres minutos más para tomar una decisión -si han gastado siete minutos en una jugada ya deberían saber bastante sobre la posición.

Lo que yo hago cuando ya he gastado mucho tiempo en una jugada, es sacar los ojos del tablero y hacerme la siguiente pregunta: ¿qué he calculado hasta ahora? Si no se pueden decidir, cierren los ojos, decídanse por una de las posibles jugadas y háganla. Si no lo hacen, pasarán otra media hora debatiéndose entre dos opciones e incluso les costará llegar a una conclusión, y hay muchas posibilidades de que terminen optando por una tercer jugada que es la peor entre las dos que habían estado considerando.

¿Cuál es la mejor jugada: 1.e4 o 1.d4? ¿Y´cuál es la mejor respuesta para 1.e4? ¿1...c5, 1...e5, 1...e6? Por supuesto, es imposible de determinar, porque se trata de una cuestión de gustos. Y puedo hacer la misma pregunta muchas más veces, en la jugada tres, cuatro, cinco, quince. Lo que estoy tratando de decirles es que en la primera mitad de una partida, decidirse por una jugada es frecuentemente una cuestión de gustos. No existe eso de 'la mejor jugada'. No gasten su tiempo en la primera mitad de la partida, pero lamentablemente esta es la parte de la partida en la cual muchos jugadores gastan la mayor parte de su tiempo. Luego, por supuesto, en algún punto entre la jugada 25 y la jugada 40 tendrán un movimiento que gana la partida o que la lleva a un empate, pero allí es exactamente donde ya no tendrán tiempo disponible, porque ya se lo gastaron en la apertura.

Supongamos que estamos en una posición peor a la de nuestro rival y que estamos tomando en cuenta tres posibilidades para hacer nuestro movimiento. Incluso luego de cualquiera de estos movimientos, nuestra posición seguirá siendo mala. Es entendible que en este caso no queramos hacer una jugada, pero pensar mucho tiempo sobre qué jugar no va a hacer que nuestra posición mejore, así que hagamos la jugada relativamente mejor. Dado que la posición ya es mala, debemos encontrar la mejor jugada dentro de lo peor. Así que, de nuevo: calculen, saquen los ojos del tablero, decídanse, ¡y muevan!"


*El artículo es una transcripción del que apareció en el sitio www.examiner.com

1 comentario:

  1. Recientemente existe una moda, para mí inexplicable, de gastar toneladas de tiempo en lo que debe ser automático: la apertura.

    Si uno conoce bien las aperturas que juega, podrá realizar las primeras jugadas sin mayor pérdida. ¡Para eso estudia uno un repertorio!.

    Por supuesto, la preparación para la partida específica también ayuda a acelerar la cosa.

    La costumbre de detenerse en cada partida de la apertura como si estuviésemos inventando de nuevo la misma es insensata. Supone un desprecio incomprensible para mí haca la construcción colectiva que es la teoría... y un desperdicio de tiempo.

    Supongamos que en un partido con 90 minutos a finish uno utiliza el criterio que propone al nota anterior. Si un cierto jugador sabe que el promedio de jugadas en sus partidos es de -por ejemplo- 44 movimientos, dispondrá para los primeros 22 movimientos de 45 minutos. Algo así como un par de minutos para cada movimiento.

    Pero si ha traído bien aprendidas sus aperturas, entonces podrá jugar las -por ejemplo, pueden ser más- 12 primeras movidas en 4 minutos. Esto le deja luego una espectativa de 32 movimientos y una disponibilidad de 83 minutos, ¡casi ha duplicado el tiempo de reflexión por movimiento!

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