Con Matías Michailov
Concertamos y celebramos la entrevista a través del intercambio de correos electrónicos. El lunes pasado fue la propuesta de la entrevista y el mismo lunes vino la conformidad. El martes fue la entrevista y el miércoles llegó la respuesta a un formulario que, por su extensión, parecía más propio de una larga encuesta, pero él contestó todo sin quejas y con intensidad. Cuando el jueves se le envían las últimas preguntas (que surgieron a raíz de sus primeras respuestas), el correo electrónico de vuelta viene rápido y contestado en la misma postura. La entrevista queda preparada. El campeón habla.
***
Al último campeón uruguayo sub-20 todavía le quedan seis años más para seguir jugando el torneo que con tanta elegancia y eficacia ganó hace una semana. En el 2015, Matías Michailov se sentará un viernes de invierno frente a los tableros de algún club de nuestro país y recordará, tal vez con nostalgia, aquella primera partida contra Mateo Arcos en la sala de conferencias del Mac Center Shopping de Paysandú.
“Técnicamente, no sé cuál fue la mejor”, dice cuando se le pregunta por la mejor partida que jugó en el torneo. “Pero la que más me gustó fue la primera, con Mateo Arcos, porque él era el nº1. Yo jugaba de negras y me dio mucha fuerza para el resto del torneo”. La noticia de su victoria sobre Arcos (campeón en 2008) en la primera ronda llegó a Montevideo como un grato cuestionamiento a la autoridad ajedrecística del joven jugador del Club Banco República por parte de Michailov, y como una promesa de fricción intelectual entre los competidores, que podría ahuyentar la monotonía de los torneos que se ganan dos rondas antes de que termine. A pesar de esto, el jugador del Club de Ajedrez Paysandú no piensa que su triunfo ante Arcos haya sido decisivo para ganar el torneo: “creo que me dio mucha fuerza para encararlo, pero las otras partidas también fueron muy difíciles; más teniendo en cuenta que punteaba el torneo”, afirma.
Michailov cuenta que empezó a jugar al ajedrez hace cuatro años, cuando él tenía nueve. Su profesor de entonces era Ruben Delbono. Tomaba las clases en el colegio José Pedro Varela de Montevideo, durante su estancia en la capital, que comenzó cuando tenía seis años y duró hasta que tuvo diez. Nació en Rocha, donde vivió un mes y luego se trasladó a Paysandú, en donde se quedó hasta los seis en que vino a Montevideo. Ahora tiene 13, y hace tres que ha vuelto a Paysandú, donde vive con sus padres y su hermana.
Su preparación cosiste en una hora diaria de estudio y “alguna que otra de práctica. Eso sí, me parece que tengo que mejorar la regularidad de mi estudio”, confiesa. Juega en internet a ritmos de tres y cinco minutos para aprender, practicar y divertirse, todo “al mismo tiempo”. Además, agrega que cuando está en épocas previas al torneo se concentra más.
Dice que ha leído algunos libros de ajedrez y que a pesar de que no tiene ninguno predilecto, han sido muy importantes para él. “Pero pienso que me habrían ayudado más si los hubiera estudiado con otra persona (entrenador, profesor, etc.)”. Le gusta el modo de jugar del cubano Leinier Domínguez porque está “siempre queriendo ganar” y el estilo agresivo de Cristhian Oddone en el medio local.
Está dentro del Programa de Tutorías impulsado por la Federación Uruguaya de Ajedrez (FUA) y tiene como profesor particular al MF Daniel Izquierdo, que se contacta con él vía internet. “Generalmente tratamos temas concretos y miramos partidas”. Las clases se programan según los tiempos de cada uno. Por eso la frecuencia y los días de clase con su profesor son variables. Michailov tiene su opinión formada acerca de la situación del ajedrez juvenil en nuestro país:
“Creo que en Uruguay nos estamos esforzando para superarnos y creo que lo hemos logrado, pero todavía estamos muy lejos de otros países sudamericanos. En cuanto a entrenamiento, también hemos crecido. El Programa de Tutorías ha contribuido mucho a ese crecimiento”, dice. “Igual sugeriría a este Programa que, en lo posible, las clases deberían ser presenciales, es decir, el tutor debería ser del lugar de residencia del alumno. Quizá esto mejoraría un poco el nivel. En mi caso sería muy bueno”. Termina diciendo que la financiación para el ajedrez en Uruguay es “casi nula” y que esto se da en la mayoría de los deportes en nuestro país.
Es campeón uruguayo sub-12 y sub-14. Hoy en día tiene una puntuación Elo de 2048. ¿Piensa que hubo un cambio profundo en su juego que le permitió ganar el sub-20? “Sí, pienso que sí, pero aun tengo que buscar cuál fue el gran cambio, porque el Juvenil es un torneo muy difícil de ganar”.
En el camino a su reciente obtención del título de campeón uruguayo sub-20 le ganó a jugadores como los bancarios Claudio Cóppola y Mateo Arcos (ambos finalistas de campeonatos uruguayos), Sebastián Izquierdo (vice campeón sub-20 del año pasado) y Rodrigo Ibáñez (tercer puesto sub-20 del año pasado). “No es algo que yo esperara desde antes de jugar el torneo. Es más, mi idea era simplemente hacer un mejor papel que el año pasado y seguir creciendo. Pero no voy a negar que siempre tuve la ilusión, el sueño”.
Michailov piensa que haber jugado el torneo en Paysandú fue importante para conseguir la victoria porque tenía “la ventaja de poder descansar, comer y preparar las partidas en casa. Eso siempre ayuda”, dice. “Después, creo que jugué un ajedrez bastante bueno, pero no me voy a conformar”.
Dice que para el sub-20 se preparó igual que como lo hacía para otros torneos y que, en líneas generales, su actuación fue sorpresiva. “Mi juego tiende a ser posicional, pero en este último torneo se han sorprendido por la ‘agresividad’ con que jugué”.
Recuerda cómo fue viviendo el torneo ronda a ronda, cada vez jugando contra rivales más o igual de difíciles que el anterior. “Cada partida era un desafío nuevo. Sabía que eran ellos los que me tenían que ganar”. “Una vez que terminó el torneo sentí mucha alegría, pero creo que aún no he tomado consciencia del gran triunfo que logré”.
Con 13 años y nueve meses es el campeón uruguayo sub-20 más joven de la historia. “Para mí es un gran triunfo. Además, sabiendo que tengo muchos años para jugar este torneo de vuelta, tengo tiempo para pensar seriamente en ganar sudamericanos o panamericanos de esta categoría (otro sueño)”.
Cree que haber ganado este torneo a tan temprana edad lo presiona en alguna medida para volver a repetir el título el año siguiente, pero “sigo siendo muy joven para ponerme presiones, así que trataré de no hacerlo y disfrutar”.
Michailov estudia inglés y va al liceo. Le gusta jugar al fútbol con amigos, escuchar música (rock) y le encanta la saga de libros de Harry Potter. A pesar de esto, afirma que desde hace un tiempo se ha propuesto jugar profesionalmente al ajedrez. “O casi”, dice.
“Mi familia piensa que es casi imposible ser profesional en ajedrez en Uruguay, pero igual cree que cuando yo pueda decidir por mí mismo, puedo hacerlo. Claro que por el momento continúo estudiando”.
Concertamos y celebramos la entrevista a través del intercambio de correos electrónicos. El lunes pasado fue la propuesta de la entrevista y el mismo lunes vino la conformidad. El martes fue la entrevista y el miércoles llegó la respuesta a un formulario que, por su extensión, parecía más propio de una larga encuesta, pero él contestó todo sin quejas y con intensidad. Cuando el jueves se le envían las últimas preguntas (que surgieron a raíz de sus primeras respuestas), el correo electrónico de vuelta viene rápido y contestado en la misma postura. La entrevista queda preparada. El campeón habla.
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Al último campeón uruguayo sub-20 todavía le quedan seis años más para seguir jugando el torneo que con tanta elegancia y eficacia ganó hace una semana. En el 2015, Matías Michailov se sentará un viernes de invierno frente a los tableros de algún club de nuestro país y recordará, tal vez con nostalgia, aquella primera partida contra Mateo Arcos en la sala de conferencias del Mac Center Shopping de Paysandú.
“Técnicamente, no sé cuál fue la mejor”, dice cuando se le pregunta por la mejor partida que jugó en el torneo. “Pero la que más me gustó fue la primera, con Mateo Arcos, porque él era el nº1. Yo jugaba de negras y me dio mucha fuerza para el resto del torneo”. La noticia de su victoria sobre Arcos (campeón en 2008) en la primera ronda llegó a Montevideo como un grato cuestionamiento a la autoridad ajedrecística del joven jugador del Club Banco República por parte de Michailov, y como una promesa de fricción intelectual entre los competidores, que podría ahuyentar la monotonía de los torneos que se ganan dos rondas antes de que termine. A pesar de esto, el jugador del Club de Ajedrez Paysandú no piensa que su triunfo ante Arcos haya sido decisivo para ganar el torneo: “creo que me dio mucha fuerza para encararlo, pero las otras partidas también fueron muy difíciles; más teniendo en cuenta que punteaba el torneo”, afirma.
Michailov cuenta que empezó a jugar al ajedrez hace cuatro años, cuando él tenía nueve. Su profesor de entonces era Ruben Delbono. Tomaba las clases en el colegio José Pedro Varela de Montevideo, durante su estancia en la capital, que comenzó cuando tenía seis años y duró hasta que tuvo diez. Nació en Rocha, donde vivió un mes y luego se trasladó a Paysandú, en donde se quedó hasta los seis en que vino a Montevideo. Ahora tiene 13, y hace tres que ha vuelto a Paysandú, donde vive con sus padres y su hermana.
Su preparación cosiste en una hora diaria de estudio y “alguna que otra de práctica. Eso sí, me parece que tengo que mejorar la regularidad de mi estudio”, confiesa. Juega en internet a ritmos de tres y cinco minutos para aprender, practicar y divertirse, todo “al mismo tiempo”. Además, agrega que cuando está en épocas previas al torneo se concentra más.
Dice que ha leído algunos libros de ajedrez y que a pesar de que no tiene ninguno predilecto, han sido muy importantes para él. “Pero pienso que me habrían ayudado más si los hubiera estudiado con otra persona (entrenador, profesor, etc.)”. Le gusta el modo de jugar del cubano Leinier Domínguez porque está “siempre queriendo ganar” y el estilo agresivo de Cristhian Oddone en el medio local.
Está dentro del Programa de Tutorías impulsado por la Federación Uruguaya de Ajedrez (FUA) y tiene como profesor particular al MF Daniel Izquierdo, que se contacta con él vía internet. “Generalmente tratamos temas concretos y miramos partidas”. Las clases se programan según los tiempos de cada uno. Por eso la frecuencia y los días de clase con su profesor son variables. Michailov tiene su opinión formada acerca de la situación del ajedrez juvenil en nuestro país:
“Creo que en Uruguay nos estamos esforzando para superarnos y creo que lo hemos logrado, pero todavía estamos muy lejos de otros países sudamericanos. En cuanto a entrenamiento, también hemos crecido. El Programa de Tutorías ha contribuido mucho a ese crecimiento”, dice. “Igual sugeriría a este Programa que, en lo posible, las clases deberían ser presenciales, es decir, el tutor debería ser del lugar de residencia del alumno. Quizá esto mejoraría un poco el nivel. En mi caso sería muy bueno”. Termina diciendo que la financiación para el ajedrez en Uruguay es “casi nula” y que esto se da en la mayoría de los deportes en nuestro país.
Es campeón uruguayo sub-12 y sub-14. Hoy en día tiene una puntuación Elo de 2048. ¿Piensa que hubo un cambio profundo en su juego que le permitió ganar el sub-20? “Sí, pienso que sí, pero aun tengo que buscar cuál fue el gran cambio, porque el Juvenil es un torneo muy difícil de ganar”.
En el camino a su reciente obtención del título de campeón uruguayo sub-20 le ganó a jugadores como los bancarios Claudio Cóppola y Mateo Arcos (ambos finalistas de campeonatos uruguayos), Sebastián Izquierdo (vice campeón sub-20 del año pasado) y Rodrigo Ibáñez (tercer puesto sub-20 del año pasado). “No es algo que yo esperara desde antes de jugar el torneo. Es más, mi idea era simplemente hacer un mejor papel que el año pasado y seguir creciendo. Pero no voy a negar que siempre tuve la ilusión, el sueño”.
Michailov piensa que haber jugado el torneo en Paysandú fue importante para conseguir la victoria porque tenía “la ventaja de poder descansar, comer y preparar las partidas en casa. Eso siempre ayuda”, dice. “Después, creo que jugué un ajedrez bastante bueno, pero no me voy a conformar”.
Dice que para el sub-20 se preparó igual que como lo hacía para otros torneos y que, en líneas generales, su actuación fue sorpresiva. “Mi juego tiende a ser posicional, pero en este último torneo se han sorprendido por la ‘agresividad’ con que jugué”.
Recuerda cómo fue viviendo el torneo ronda a ronda, cada vez jugando contra rivales más o igual de difíciles que el anterior. “Cada partida era un desafío nuevo. Sabía que eran ellos los que me tenían que ganar”. “Una vez que terminó el torneo sentí mucha alegría, pero creo que aún no he tomado consciencia del gran triunfo que logré”.
Con 13 años y nueve meses es el campeón uruguayo sub-20 más joven de la historia. “Para mí es un gran triunfo. Además, sabiendo que tengo muchos años para jugar este torneo de vuelta, tengo tiempo para pensar seriamente en ganar sudamericanos o panamericanos de esta categoría (otro sueño)”.
Cree que haber ganado este torneo a tan temprana edad lo presiona en alguna medida para volver a repetir el título el año siguiente, pero “sigo siendo muy joven para ponerme presiones, así que trataré de no hacerlo y disfrutar”.
Michailov estudia inglés y va al liceo. Le gusta jugar al fútbol con amigos, escuchar música (rock) y le encanta la saga de libros de Harry Potter. A pesar de esto, afirma que desde hace un tiempo se ha propuesto jugar profesionalmente al ajedrez. “O casi”, dice.
“Mi familia piensa que es casi imposible ser profesional en ajedrez en Uruguay, pero igual cree que cuando yo pueda decidir por mí mismo, puedo hacerlo. Claro que por el momento continúo estudiando”.
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