En las primeras rondas del torneo, los jugadores llegaban puntualmente quince minutos antes del comienzo y se sentaban como ángeles serios y muy circunspectos a esperar el grito comedido del novel Árbitro FIDE Rúben Hipogrosso, con el cual daba inicio oficialmente la fecha.
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Nuestros celestes ante la verdeamarella
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A medida que la actividad fue avanzando, las delegaciones fueron sintiendo la exigencia de las jornadas dobles. Desde el balcón del hall del Club Español se podía ver a los jugadores llegar caminando con paso apresurado cinco minutos antes del inicio, subir las escaleras en un acto casi involuntario de levitación obligada y desparramarse luego en sus asientos acolchonados, como si eso fuera lo último que sus cuerpos heridos les permitían hacer.
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Esta vez, los vigilados de cerca fueron los brasileños
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Si bien la duración de cada partida no es suficiente como para terminar exhausto (el tiempo de reflexión es de 45 minutos más treinta segundos por jugador), los huecos vacíos de los jugadores son escasos. Llegan a las nueve a la sala de juego, entre once y media y dos y media tienen que repartirse el tiempo para analizar las partidas, almorzar, preparar las partidas del próximo rival y si es posible, descansar un poco. A las tres comienza la ronda y hasta cinco y media están en el club. Luego de que abandonan el Español, de vuelta el mismo proceso: análisis, preparación, cena y descanso.
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Y los chilenos, pero por el entrenador de Perú
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En el caso de nuestra delegación, la hora fijada para comenzar la jornada es las 7 am. Es entonces que Cristian y Mathías (según nos confesó una fuente en la que puede confiarse plenamente) levantan el teléfono de su habitación y despiertan sin escrúpulos a las dos féminas de equipo, Gaby y Sofía. Este extraño comportamiento, tan responsable, sacrificado y admirable por parte de los varones, no genera sino rechazo por el lado de las chicas, que bien saben despertarse por sus propios medios y no precisan de despertadores humanos que no siempre actúan precisamente guiados por la responsabilidad y el sacrificio.
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Argentinos y paraguayos
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Una vez sorteados estos escollos de convivencia, cuando Uruguay llega al hotel la armonía reina otra vez entre los miembros del equipo. En el perímetro de los tableros, del otro lado del cordel que separa los que pueden jugar y los que no, nuestros uruguayos nunca están solos. Sin ser por Álvaro (el capi), que siempre está presente y atento a las alternativas de cada una de las partidas, compatriotas de las más distintas procedencias se dan cita para acompañar a la celeste. Se han paseado por los alrededores y han brindado todo su apoyo Roberto Osores, Miguel Llabrés, Jaime Escofet, Jorge Bermúdez, Carla Gainzarain, Mathías Llabrés, Federico Viñas, Héctor Silva Nazzari, Julio González Cabillón, Miguel Martínez y muchos otros de los que nos estamos olvidando en este momento.
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Sofía en acción
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Los acompañantes pueden elegir entre permanecer en el recinto de juego, sentados en las cómodas sillas que rodean los tableros, a merced del aire acondicionado y del majestuoso paisaje del enorme salón, o fuera de él, en la entrada, desde la que igualmente se puede ver lo que pasa dentro y además no es necesario estar hablando a los susurros, como si sintiésemos vergüenza por lo que se está diciendo.
Argentinos y paraguayos desde el otro lado del continente
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Los árbitros han mantenido todo bajo control. Ninguna queja ha sido escuchada con respecto a sus actuaciones, sino todo lo contrario. Multifacéticos y diligentes, está todo tan bien organizado que hasta se hacen un tiempito para atender todo tipo de necesidades de los jugadores, como aquella autoridad que en una oportunidad distribuyó entre los jugadores brasileños las barritas energéticas que habían sido provistas por su capitán.
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La corona cada día brilla más y mejor para los peruanos: únicos punteros
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En cuanto a lo deportivo, los resultados no han sido buenos, pero poco puede reprochársele a una selección que se terminó de conocer en el hotel el día antes al comienzo de los Juegos.
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Héctor Silva Nazzari y Julio González presenciando el desarrollo de las partidas
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Sin embargo, Sofía Donatti ha demostrado estar jugando en un alto nivel y por el momento es la jugadora que cosechó más puntos de forma individual. En sus cinco puntos y medio, están las victorias a tres jugadoras con más Elo Internacional que ella y las tablas con la Maestra Fide peruana.
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A ver, escúchennos y tomen nota...
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Mañana finaliza el torneo y Uruguay jugará sólo en el turno de la mañana, pues en el de la tarde quedará libre. Lo hará ante la selección boliviana, que viene a mitad de tabla, pero tiene buenos jugadores en los tableros 1 y 4. Les deseamos la mejor de las suertes y esperamos que puedan despedirse del torneo con una victoria. A las 21 h. es la ceremonia de clausura.
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Tapados, escondidos, apretados, apartados: los padres
..A continuación, los dejamos con la clasificación individual por tableros:
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Tablero 1
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Tablero 2
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Tablero 3
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Tablero 4
Con el mayor respeto hacia los chicos que seguramente hacen lo que pueden, no es excusa para los malos resultados que el equipo se termine de conocer en el hotel. Los resultados son consecuencia del poco trabajo que se hace dia a dia en los clubes o de la falta de capacidad de quienes los entrenan a diario. Sofia que viene de un trabajo serio de varios años es el ejemplo de como se debe entender el ajedrez
ResponderEliminarQuerido anónimo: gracias por leer la nota con tanta atención. Permítanos explicarle que cuando dijimos que "(...)poco puede reprochársele a una selección que se terminó de conocer en el hotel el día antes al comienzo de los Juegos (...)", no consideramos ése el único motivo por el cual la actuación de Uruguay fue como fue.
ResponderEliminarTeniendo en cuenta el poco tiempo del que disponemos para mantener este sitio actualizado y con cierta calidad, nos pareció inconveniente explayarnos demasiado en el asunto de la actualidad del ajedrez uruguayo juvenil, pero sí nos permitimos esgrimir ese pequeño detalle de cómo se llegó a estos juegos con el fin de ilustrar mínimamente una realidad que trasciende infinitamente la escasez de contacto previo entre los miembros de la selección a la que nos referimos.
Un saludo cordial.