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Similitudes en la distancia

Transcribimos una nota publicada por el diario El Tiempo, Colombia, para conocer dos nuevas promesas del ajedrez americano y para vivir la realidad de otros países, que en algunos casos, no es tan diferente a la nuestra.

INGRIS RIVERA Y SERGIO BARRIENTOS, EXPONENTES DE LA NUEVA GENERACIÓN DEL AJEDREZ COLOMBIANO.

Son gladiadores mentales con buena preparación teórica, capacidad de cálculo y fuerza táctica. Asombra la entrega que ponen en cada una de las partidas, la imperturbable actitud que no alcanza a ocultar sus ansias de triunfo. Una especie de combinación de monje asceta y fiera depredadora. Gracias a esa entrega el triunfo ha sido el lugar común. Ingris fue campeona nacional en el 2005 y ostenta en su destacada trayectoria casi todos los títulos juveniles e infantiles que se han inventado en este país. Su meta: conquistar el título de gran maestra. También es impresionante el record de Barrientos, cuando se coronó campeón panamericano sub-16 en Argentina en el 2002, ya se había proclamado campeón nacional en las categorías juveniles, incluyendo la de 20 años. ¿Comó lo lograron? Es la pregunta obvia, ellos responden recalcando la dedicación y el esfuerzo que han empleado y sin tono de reproche añaden "en el país no hay trabajo colectivo y, por lo tanto, no hay medios para asimilar el legado de nuestros predecesores, simplemente no hay escuela", según Barrientos. "Pero en Colombia se puede y se debe impulsar y organizar torneos en donde se otorguen títulos internacionales", y enfatiza: "El ejemplo es Sebastián Marín, que hace poco se fue para España y ya tiene una norma de maestro internacional". Sí, es cierto, para los ajedrecistas locales es casi imposible coronar un título o una norma sin salir del país, porque aquí son escasos los torneos que lo permiten, por lo tanto tienen que salir al extranjero y esto, por obvias razones, no es fácil. ¿Y luego, cómo conseguiste tu titulo de maestro?, él responde muy serio: "Yo había sido campeón nacional en varias categorías y esto parecía que no servía de nada, me estaba estancando, y cuando fui al Mundial juvenil Sub-16 del 2002, en Grecia, aproveché y jugué en Europa varios torneos más". Y agrega entre risas "hice como nueve normas hasta que la FIDE al fin me otorgó el título" (normalmente solo se necesitan dos). Tanto Ingris como Sergio, desbordan juventud y alegría, pero admiten: "al ajedrez le faltan dirigentes y apoyo" y la hilaridad llega al grupo cuando la joven cartagenera afirma: "cuando se juega un torneo de estos, primero debes jugar muy bien para ganarlo, luego viene la ansiedad y la espera, porque no es segura la financiación del tiquete aéreo al mundial y luego debes tener mucha suerte para conseguir regresar a casa". De improviso de la risa Barrientos pasa a la reflexión. "No me hago ilusiones, no sueño con asistir al próximo mundial juvenil en Yerevan, con seguridad no habrá plata para el tiquete aéreo". Sergio Barrientos es quizá el mejor ajedrecista juvenil de Colombia en muchos años y, a pesar de ostentar varios camponatos nacionales, nunca ha representado al país en un mundial juvenil Sub-20. Y esta es su última oportunidad. Sí, es fácil pasar de la risa a la reflexión. Ojalá los que tienen en sus manos el deporte también reflexionen y actúen en consecuencia.
Sergio González; Maestro Internacional

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