
Y tres no es un número cualquiera, como el artista lo expresa y como muchos lo saben, y fiel a eso, puso su empeño para que las últimas mesas ideadas por él acompañaran a la primera que había sido instalada un año antes, formando la tan ansiada trilogia, no cediendo ante el deseo de la intendencia capitalina de colocarla en otras plazas de la ciudad.
Y ahí están, orgullosas mostrando a todos los transeuntes la belleza que la mano del oriental le supo dar, y a la espera que algún connotado o aprendiz ajedrecista se digne a colocar piezas sobre el hermoso tablero y darle vida y movimiento a tanta belleza.
El sueño es que se hagan públicas cuando decenas de ajedrecistas se acerquen tras su llamado.
Quizás muy pronto ese sueño se haga realidad.
Para conocer la nota publicada en el diario el pais sobre estas mesas pulsar aquí.
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