La actividad de los pequeños tienen una meta final muy distinta a la de buscar medallas y trofeos.
El objetivo fue y seguirá siendo, el encuentro entre decenas y decenas de niños, la posibilidad de una tarde en franca y amena competencia y el conocerse, verse, compartir situaciones y porque no, comenzar el camino de una larga amistad.
Parece lírico, pero la realidad nos muestra que es probable y vaya si varios acontecimientos lo avalan. Varios niños que recuerdan desde cuando se conocen, tienen en su memoria que torneo era en el que se cruzaron por primera vez, y sin embargo no tienen presentes cuantos puntos hicieron ni en que posición quedaron.
Gracias a los niños, a esos niños, que siguen dejando todo sobre el tablero, empujados por su innata competitividad a buscar la victoria, y derramando hasta la última cuota de su saber en el movimiento de los trebejos, pero que al culminar la partida, saben que la victoria más grande es la de haber sumado más que un punto.....un amigo nuevo.
De todas formas hay que tener siempre el orgullo de aplaudir con fuerza y con todo el sentimiento que merecen, a quienes en ese evento fueron los que movieron mejor las piezas, y se llevaron un lauro asignado a la categoría que representan.
En esto también, los niños....ejemplo. No se van....se quedan.
Saben que la actividad se termina, cuando el premio llega a manos de su destinatario, y para que la fiesta sea completa, es ese momento se debe escuchar el sonido conmovedor de un aplauso, y vaya que los niños aplauden a quienes ganan.
Felicitaciones. Con estas actitudes todos son ganadores.
El objetivo fue y seguirá siendo, el encuentro entre decenas y decenas de niños, la posibilidad de una tarde en franca y amena competencia y el conocerse, verse, compartir situaciones y porque no, comenzar el camino de una larga amistad.
Parece lírico, pero la realidad nos muestra que es probable y vaya si varios acontecimientos lo avalan. Varios niños que recuerdan desde cuando se conocen, tienen en su memoria que torneo era en el que se cruzaron por primera vez, y sin embargo no tienen presentes cuantos puntos hicieron ni en que posición quedaron.
Gracias a los niños, a esos niños, que siguen dejando todo sobre el tablero, empujados por su innata competitividad a buscar la victoria, y derramando hasta la última cuota de su saber en el movimiento de los trebejos, pero que al culminar la partida, saben que la victoria más grande es la de haber sumado más que un punto.....un amigo nuevo.
De todas formas hay que tener siempre el orgullo de aplaudir con fuerza y con todo el sentimiento que merecen, a quienes en ese evento fueron los que movieron mejor las piezas, y se llevaron un lauro asignado a la categoría que representan.
En esto también, los niños....ejemplo. No se van....se quedan.
Saben que la actividad se termina, cuando el premio llega a manos de su destinatario, y para que la fiesta sea completa, es ese momento se debe escuchar el sonido conmovedor de un aplauso, y vaya que los niños aplauden a quienes ganan.
Felicitaciones. Con estas actitudes todos son ganadores.








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