

Hay grandes maestros como Topalov, que si no existieran habría que inventarlos. Encarnan a la perfección el espíritu combativo, con una fortaleza mental que les hace inasequibles al desaliento y, al igual que el mítico campeón estadounidense Bobby Fischer, juegan casi hasta que sólo quedan los reyes en el tablero. Mientras Anand ha adoptado la estrategia de sumar tablas sin asumir riesgos, así ha ocurrido en las cinco últimas partidas que ha disputado –en la decimotercera y penúltima jornada ante el ucraniano Vasily Ivanchuk-, Topalov ha preferido jugar como si el mañana no existiera, con un balance de dos victorias, dos tablas y dos derrotas.


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