Sin ningún tipo de dudas, todos los que estuvieron en la primera semana del mes de agosto en la
realización de esa fiesta del ajedrez infantil y juvenil en la ciudad de Bentos Gonzalvez, habrán hecho su propia evaluación de lo vivido, y buscarán en su memoria aquellas imágenes que quedarán para el recuerdo.
Algunas, como marcas de enorme alegría que perdurarán con la tentación de volver a vivirlas, otras, también como marcas, pero éstas con la pesadumbre del sinsabor, la amargura y la enorme expectativa de una superación futura.
LucesEsas que te deslumbran, que te hacen sonreír, y que hacen valorar lo bello y lo hermoso.
517 participantes en esta fiesta del ajedrez continental,
517 niños y jóvenes que decidieron pasar una semana entera de sus vidas, palpitando con el latir de un tablero.
Para empezar no es poco, porque en un mundo en el que muchas veces se denigra a la juventud, y con vos temblorosa se piensa en el futuro, ver a esa cantidad de semillas, muchas de las cuales apenas levantan poco más de metro treinta del suelo, deleitarse casi que durante todas las horas del día con el juego-ciencia, ya es un regalo mayor.
A lo estrictamente tangible que nos dio la organización, sin dudas se rescatan el hermoso salón en el cual se servía la comida y la calidad de la misma, que al decir de muchas delegaciones, uno de los puntos más altos de la semana.
Los alojamientos que fueron adjudicados en dos hoteles provenientes de la misma cadena, también estuvieron a la altura de la competencia, colmando todas las necesidades de los allí presentes.
El enorme empeño que pusieron muchos representantes de la organización en solucionar algunos detalles iniciales del evento, que como siempre ocurre son los más engorrosos, cuando en muy poco tiempo surgen muchísimas y diversas divergencias.
Sombras
... no fueron oscuridad, pero creemos que esa luz que todavía alumbraba en el medio de la tiniebla pudo haber sido más potente sin ninguna duda:
La desorganización común en estos torneos cuando se vive las horas previo al inicio del certamen, tendrían que ser cosas del pasado, y sin embargo se siguen repitiendo con una frecuencia
interminable. Los nervios por la espera, el tiempo que se demora en dejar las inscripciones finalizadas, la cantidad de horas que llevan los encargados de llevar adelante esa tarea, parece que con los avances tecnológicos que existen se deberían minimizar.
El hotel vinocap se encontraba a tres kilómetros del lugar donde se desarrollaba el torneo, y la cantidad de jugadores que ahí se alojaban era realmente importante. Sin embargo el sistema de locomoción asignado para el transporte de los mismos, resultaba sumamente insuficiente. Decir que mover más de cien personas en una camioneta que podía llevar a solo 15, es solo una muestra. Quedó demostrado de todas formas el gran nivel de cooperación de la gente que estaba asignada a la tarea, que más allá de los errores organizativos, ponía todo de si para salvar la situación. Vale decir que con el correr de los días se buscó soluciones para este tema, pero el inicio realmente fue con circunstacias por demás novelescas.
Oscuridad
Llegó el momento de la "ceremonia de clausura".
Al menos así estaba preestablecido.
Escuchamos de boca de varios participantes de este torneo, que al haberse clausurado la apertura por motivos organizativos, esperaban con ansias este momento, en el que creían iban a presenciar algún espectáculo artístico.
Si nos enteramos, que varios, presurosos para no perderse detalles del hecho, no esperaron a la camioneta que los iba a trasladar y se tomaron taxis para llegar a tiempo y no perderse absolutamente nada.
Y vaya que el cierre fue un espectáculo.
Pero dantesco.
Al entrar en el salón que se había preparado para la entrega de premios y cierre final, se podían contar no más de doscientas sillas prolijamente dispuestas en un lugar en el que no podían haber entrado muchas más.
La expectativa de "fiesta y espectáculo" empezaban a quedar atrás, y comenzaba a presagiarse un pintoresco y triste final.
Llama la atención que los organizadores prepararan el broche final del torneo, con alrededor de la mitad de sillas del número de participantes, sin siquiera contar con acompañantes, jueces, allegados y público en general.
El resultado, fue de gran desprolijidad, donde la gente no podía ver con claridad a los niños que pasaban a recibir sus "premios", y a los pocos minutos todos recurrían a pararse sobre las sillas, estirarse cuanto más no podían, para rescatar algo de lo que sucedía, en una sala que ya estaba abarrotada de gente y en la que poder respirar era ya algo dificil.
Afortunadamente, al menos no vimos, la prensa no estuvo presente, de lo contrario la imágen que estaría dando nuestro querido deporte al público en general, luego de un evento de la magnitud de un panamericano, hubiera sido pauperríma.
Y si algo faltaba para poner un poco más de oscuridad a este final, fueron los premios entregados a los niños consagrados en los mejores puestos del certamen.
Un papel pegado a un acrílico dejaba constancia que se había sido campeón panamericano año 2010.
Al decir de un hermano chileno......"eso que que se usó para poner el premio, lo usan en mi país los supermercados para poner sus precios en la vitrina..."
Algunas cosas son comprensibles pero sinceramente otras cuesta entenderlas.
No dudamos que organizar un torneo de la magnitud de un Panamericano lleva un enorme trabajo, donde se debe congregar a cerca de mil personas por una semana en un mismo lugar (y en este caso más porque no había participando nadie local), pero de todas formas da pena ver, con que facilidad y ligereza se desmotiva a los niños luego de la gran expectativa creada en meses anteriores.
Sin duda un evento que mueve tanta gente, y hace circular tanto dinero, podría haber tenido un cierre más decoroso.
Mirando al futuro
Respetando el trabajo efectuado por otros, creemos que era necesario hacer estas apreciaciones, para que no vuelvan a surgir en el futuro.
Esta posibilidad de hacer públicas estas opiniones, nos abre la perspectiva de trabajar con mente amplia para mejorar de aqui en adelante.
Sin dudas que callar es sinónimo muchas veces de aceptar, y no podíamos esta vez dejar en silencio nuestra voz, asumiendo de esta manera que todo estuvo bien, y que repetirlo de idéntica manera sería un éxito.
Muy por el contrario, si caminamos en el mismo sendero y vuelve repetirse sería horrible.
Por el sentir de nuestro chicos, por el bien del ajedrez, por el futuro y preservación de este juego que tanto amamos, este tipo de organizaciones o estos organizadores que no se repitan.
Muchos de los que estuvieron en Bento Gonzalvez en esa primera semana de agosto, quizás puedan a traves de comentarios, agrandar sin duda la lista de luces, de sombras y de oscuridad que sintieron en carne propia y que puede coincidir o no con la nuestra.
Agradecemos y mucho todas las colaboraciones que nos hagan llegar y que puedan hacer más amplia nuestra visión.